El poder del Perdón
El día de hoy les quiero hablar de un tema un tanto delicado y difícil: El PERDÓN.
¿A cuántos de nosotros no nos han herido, fallado y traicionado? Duele, ¿verdad?
A lo largo de mi vida he pasado por situaciones un tanto desagradables que me han marcado de alguna u otra forma. Me imagino que a ti también. Sin embargo, me puse a pensar en medio de la ira, el dolor y del descontento: ¿Qué gano reteniendo esto dentro de mí? Esto me hace daño; esto me estanca; esto me aprisiona. Entendí, que debía tomar una decisión. Quedarme allí cargando una mochila de piedras que cada día era más pesada, o soltar todo, sanarme, olvidar y dejar que la vida y Dios pusieran todo en su lugar.
Una de esas opciones me mantendría dando vueltas en círculos por el resto de mi vida, alrededor de lo que pasó o no pasó, aunque era la más fácil de las dos. La otra, sería muy dolorosa, llevaría mucha valentía de mi parte, pero al cabo de un tiempo me maduraría y me elevaría a un estado mayor de conciencia. Me fui por la segunda. Sabía que no sería fácil, pero sí de todos modos iba a sufrir, pues debía hacer que valiera la pena.
Puedo decirte que lo que he crecido y madurado desde que decidí tener el perdón como un estilo de vida, no lo cambio por nada. Creo que ha sido una de las decisiones más radicales y duras que he tomado en mi vida. Porque cuando quiero odiar, debo elegir amar; porque cuando quiero vengarme, debo elegir que Dios, el tiempo y la vida, pongan las cosas en su lugar; porque cuando quiero hacer hincapié en aquello que entiendo me hicieron, debo elegir olvidar.
También pasa con nosotros mismos, porque cuando quiero seguir culpándome, debo elegir perdonarme y entender que no soy perfecta, que me voy, puedo y tengo derecho a equivocarme. Sin embargo, tengo la responsabilidad conmigo misma de aprender de ese error.
¿Quién fue esa persona que te hirió? ¿Cuál fue esa situación que te marcó? ¿Qué fue aquello que hiciste o no, y que aún te culpas por ello? ¡Te invito a soltar! a dejar atrás aquellas personas o cosas que te hirieron. ¡Te haces daño a ti mismo! Quizá esa persona ni recuerda lo que te hizo y tú te sigues aferrando a ese dolor. Quizá esa situación pasó hace años y aún sigues recordando ¿Para qué? ¡Olvida! ¡Perdona! ¡Date una nueva oportunidad!
Pide perdón si debes hacerlo y si no te perdonan, pues perdónate tú. Todos fallamos, pero solo tú tienes el poder de cambiar tu realidad. ¡Solo tú!! ¿Quieres vivir una vida en el pasado que atormenta tu presente y no te deja visualizar tu futuro, o prefieres pasar un pequeño periodo de dolor, pero poder cerrar capítulos y sacar la mejor lección de eso, pudiendo perdonar, olvidar y seguir con tu vida llena de alegría?
¡Tú decide!
¿Aceptas el reto?
Con Amor,
Lola.